Después del ataque químico lanzado contra la ciudad de Alepo por los insurgentes, el Gobierno de Damasco ha elevado a 107 el balance de civiles con síntomas de asfixia en los hospitales de la norteña ciudad de Alepo.
El Observatorio Sirio para los Derechos Humanos ha confirmado el número de afectados de los cuales según ha informado a través de su página web, una treintena “sigue en observación”.
Entre los heridos hay varios menores. Alepo es la segunda metrópoli siria.
Los vídeos grabados a las puertas del hospital Al Shafi no han tardado en inundar las redes sociales. En ellos se ve a decenas de pacientes con severas dificultades para respirar que llegan a la entrada de urgencias.
De acuerdo con una conversación telefónica de Lama Keyali, portavoz de la Gobernación, “una lluvia de morteros impactaron en los barrios de Jaldiye y Al Zahraa causando el pánico entre los transeúntes. Los expertos han concluido que se trata de gas cloro, pero hasta ahora no hemos de lamentar ninguna víctima mortal.”
Sin embargo, Naji Mustafá, portavoz del Frente Nacional de Liberación (la coalición de la oposición), ha desmentido mediante un comunicado de prensa las acusaciones de Damasco, señalando al Gobierno “de ser los únicos con armas químicas en su poder”.
El líder de la Coalición Nacional Siria de las Fuerzas Revolucionarias y de Oposición, AbdelRahman Mustafá, ha ido más allá al reprochar a “Rusia de promover las mentiras del régimen”.
Ha sido Moscú, firme aliado del presidente Bachar el Asad, el primero en confirmar el uso de gas cloro en el ataque y posteriormente anunciar represalias contra “los terroristas”.
Con información de EL País