Johana una niña de 7 años que apenas en junio fue diagnosticada con linfoma de Burkitt, un tipo agresivo de leucemia que suele afectar a niños, está juntando tapitas para poder pagar la quimioterapia.
“La niña no presentaba ningún síntoma, ella vivía con normalidad”, dijo Blanca Neri sobre su hija.
Johana, radicada en Saltillo, Coahuila, y hace cuatro meses tuvo que dejar la escuela y las actividades cotidianas para someterse a tratamiento.
La tragedia para la menor comenzó en mayo, cuando empezó a presentar los primeros síntomas. Tras vomitar sangre en seis ocasiones, se le hizo una transfusión, seguido por análisis.
Para junio, el tumor media 15 centímetros, lo que afectó su sistema nervioso central, paralizó la mitad de su rostro e ingresó al hospital para quedarse ahí por cuatro meses; el pronóstico era nada alentador.
“Nos dice el cirujano, esto no es normal, no es el comportamiento de un tumor normal. Johana requiere atención ahorita”, comenta Blanca Hernández, madre de Johana.
Irónicamente, el diagnóstico de un tumor maligno favoreció a Johana, de haber sido benigno, hubiera tenido que ser intervenida de su cabeza, lo que le daba cero posibilidades de vida.
Para erradicar el cáncer, Johana requiere nueve quimioterapias, de las cuales lleva tres. La reacción del tratamiento la deja varios días en cama.
El costo por este tratamiento de especialidad asciende a 80 mil pesos por cada quimioterapia, por eso junto con asociaciones civiles la familia y amigos recolectan tapas de plástico que luego son vendidas a una recicladora; la ganancia cubre el tratamiento de Johana y otros pequeños también enfermos de cáncer.