A lo largo de nuestra vida, es un hecho que nos encontraremos en situaciones que nos desagradan, nos molestan o nos desaniman, cómo algunas personas tóxicas.
No obstante, esas situaciones sean inevitable o propias de la vida, no quiere decir que, al experimentarlas, tengamos que “sufrirlas”, sin duda es mejor encararlas, porque forman parte de nuestro proceso como seres humanos, pero ello no implica añadirles una especie de sufrimiento suplementario que las hace doblemente pesadas.
Asimismo habrá en nuestra vida, perdías que lleguen a ella, pero hay que tener cuidado con quiénes vamos a dejar que convivan con nosotros, porque existe la gente tóxica, que se desafía toda lógica. Roba energía. Algunos no se dan cuenta del efecto negativo que tienen sobre la gente que los rodea, y otros parecen derivar satisfacción de sembrar el caos y alterar a otros.
Así como es importante aprender a tratar con diferentes tipos de personas, nunca valdrá la pena gastar tiempo y energía en gente que es verdaderamente tóxica porque requieren demasiada. La gente tóxica provoca complejidad innecesaria, conflictos, y lo peor de todo, estrés.
Un estudio de la Universidad de Friedrich Schiller, en Alemania, demuestra que la exposición a estímulos que provocan emociones negativas, el mismo tipo de estímulo que recibes cuando tratas con gente tóxica, pueden provocar que los cerebros tengan una respuesta masiva de estrés. Ya sea negatividad, crueldad, síndrome de víctima, o simple locura.
Por eso aquí te dejo algunos consejos para alejarte de una persona tóxica:
Apóyate en ti mismo: se trata de una forma de ser que evoca el consejo que dio Marco Aurelio en sus Meditaciones: “Sé fuerte como las rocas que las olas del mar no dejan de golpear: se mantienen firmes mientras que a sus pies la espuma se agita y desaparece”.
Haz algo que te haga sentir bien: En ocasiones, después de un día difícil puedes recurrir a algo que te ofrezca una experiencia de bienestar auténtica. Ver a una persona muy querida, quizá comer ese chocolate que hace tiempo guardas en tu alacena, pasar al cine a mirar una película que te causa curiosidad, hacer ejercicio, etc.
Regresar a lo tuyo: recupera la conciencia de ti. Date cuenta de que cada quien habla de la existencia tal y como la experimenta, pero ello no quiere decir que su perspectiva sea ni la correcta ni la verdadera. Igualmente, aprende a diferenciar entre tu responsabilidad y la responsabilidad de otros, entre tus problemas y los problemas de otros y, finalmente, a confiar en la capacidad de cada persona de hacerse cargo de su propia vida.