Verónica Ortega, una arqueóloga del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), dijo que un documento azteca no muy conocido contenía un pictograma en el que se mencionaba a la ciudad como una combinación del sol, santuario y gobierno.
De igual forma el Códice Xólotl, que está en Francia, se encuentra escrita la palabra “Teohuacan” debajo del pictograma; es decir, que el nombre verdadero no es Teotihuacán, lo que cambiaría la Historia como la conocemos actualmente.
De acuerdo a Ortega los españoles no estaban cómodos con “Teohuacan”, debido a que el sol era un símbolo para los gobernantes y ellos querían concentrar todo el poder en las cercanías de la Ciudad de México, la capital azteca; por tal motivo los cronistas españoles alteraron el nombre de la ciudad prehispánica para eliminar su importancia como lugar de gobierno.
El debate parece ser meramente académico, ya que no se quiere cambiar los señalamientos de las carreteras o el nombre oficial de las ruinas; sin embargo, la arqueóloga recalcó que las implicaciones del nombre son importantes debido a que los gobernantes aztecas continuaron yendo a la cuidad para legitimar su gobierno.