Un grupo de sacerdotes alemanes pidieron por medio de una carta abierta que el celibato para los curas católicos fuera anulado, pues esto los obliga a “una vejez en soledad” y es donde más sienten las consecuencias de vivir sin pareja.
Los religiosos a su vez, pidieron que el sacerdocio se abra también a la mujer, así como la posibilidad de celebrar conjuntamente la comunión entre católicos y evangélicos.
Los sacerdotes indicaron que se unieron a la vida religiosa a principios de los años 60, “bajo impulso del Concilio Vaticano Segundo”, lamentando que después se haya adjudicado la Iglesia, en Roma y el obispado de Colonia.
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